Ciclismo en sepia

Hace tiempo que tengo ganas de hacer esta sección en el foro. La idea es ir recopilando la vida e historias de los grandes mitos del ciclismo, para darlos a conocer entre todos nosotros.
Yo suelo leer algunos libros y revistas del ciclismo de antes y la verdad es que hay historias acojonantes.
Esto lleva algo de tiempo, pero creo que merecerá la pena hacer el esfuerzo, y nos ayudará a entender y querer todavía más este deporte que tanto nos gusta.
Propongo que todos busquemos de vez en cuando la historia de algun ciclista "de los de antes" y la pongamos en el foro.

Yo empiezo con la de GINO BARTALI, uno de los ciclistas italianos más queridos de todos los tiempos.
Espero que disfruteis con ella tanto como yo lo he hecho.

GINO BARTALI

Si Lance Armstrong hubiese ganado este pasado Tour, diez años después del primero que logró en el año 1.999, habría igualado, que no superado, uno de los records más longevos de la prueba, logrado por el no suficientemente valorado Gino Bartali; el de vencer el Tour con 10 años de intervalo (1938 – 1948). Pocas veces sale su nombre cuando se habla de los grandísimos campeones del ciclismo.
Anquetil ganó sus 5 Tours en el periodo de 7 años; en el caso del caimán, Edy Merckx, los ganó en 5 años (1.969-1.974). Hinault, como Anquetil llegó hasta los 7 años (1.978-1.985) e Indurain los ganó todos seguidos entre 1.991 -1.995. Lance lleva 7 triunfos (1.999 – 2.005) y de ganar el Tour 2.010 conseguiría batir el viejo record de Bartali.
La historia de Lance es de sobra conocida por todos; pero la historia del aún poseedor del record, Gino Bartali, es mucho más que una historia deportiva, como veremos.
Triunfó por primera vez en el Tour en 1.938, con solo 24 años. Ya en la edición anterior, tras vencer en la primera etapa alpina y vestir su primer maillot amarillo en su primera participación, cayó por un barranco en la etapa siguiente y abandonó.
En 1.938 no falló y se impuso claramente, tanto en la general como en la montaña. Henrí Desgrange, creador del tour y en aquellos momentos aún activo como cronista, decía que nunca había visto a nadie subir como lo hacia el toscano.
Pero la situación política en Europa se volvía cada vez más complicada, y en 1.939, aun sin haber estallado la segunda guerra mundial, Italia decidió no enviar equipo nacional al Tour de Francia (entonces se corría por selecciones y no equipos comerciales como en la actualidad).
Gino Bartali no pudo volver al Tour hasta el año 1.948. Durante la guerra, se supo hace años que formó parte de una red clandestina católica (fue siempre un ferviente católico) dedicada a proteger a los judíos proporcionándoles papeles falsos. “Il Ginettaccio” su apodo más famoso, se ocupaba de transportar los documentos ocultos en la tija del sillín de su bicicleta, simulando que entrenaba. Llevaba siempre bien visible su nombre en el maillot, pues era ya toda una celebridad y así evitaba los registros y cacheos que le pudiesen delatar.
Sin embargo los “camisas negras” fascistas dudaban de él y llegaron a interrogarle, pero Gino siguió con su trabajo de correo. Se calcula que trasportó documentos falsos para salvar a unos 800 judíos. El nunca dijo nada, ni siquiera muchos años después del final de la guerra. Solo se supo al descubrirse un diario del cerebro de la red, un hombre llamado Giorgio Nissin, en el que se explicaba en funcionamiento de la red clandestina.
Cuando le preguntaban por estas actividades durante la guerra, él tan locuaz como de costumbre, simplemente decía: “uno hace estas cosas y eso es todo”.
Por fin, en 1.948 y ya con 34 años, vuelve al Tour. Acaba de disputar un Giro durísimo, en el que solo ha podido ser segundo detrás de su compatriota Fiorenzo Magni. Es consciente de que ya no recupera como antes y se plantea la carrera de forma conservadora.
Al pie de los Alpes, ya pasados los Pirineos, se encuentra a 20 minutos del líder, el joven bretón Louison Bobet. En esos momentos se producirá un hecho que ha entrado en la leyenda del ciclismo e incluso en la historia de la República Italiana. El clima político en Italia estaba muy revuelto tras la guerra, y en ese contexto se produjo un atentado contra el líder del partido comunista, Palmiro Togliatti, que resultó herido grave.
Italia se encuentra al borde de la guerra civil, y es el primer ministro en persona, Alcide de Gasperi, quien llama por teléfono a su amigo Gino Bartali. Le informa de la situación en el país y le pregunta si aún cree que puede ganar el Tour. De Gasperi piensa que una hazaña deportiva de ese calibre podría rebajar el nivel de tensión en el país de forma significativa. No olvidemos que Italia había estado en guerra con Francia y en el regreso de los italianos al Tour, una victoria transalpina trascendería por mucho el significado meramente deportivo. Y aun más si se trataba de ciclismo, que era en aquellos momentos el deporte más popular, tanto en Italia como en Francia.
El viejo Gino pasa inmediatamente al ataque y vence de forma consecutiva 3 etapas alpinas. Además recorta su diferencia con Bobet y sale de los Alpes ya con el maillot amarillo.
Termina ganando la prueba con nada menos que 26 minutos de ventaja sobre el segundo clasificado.
Italia estalla de alegría. Nunca sabremos que habría pasado si Gino no hubiera conseguido esos triunfos. Quizá no se hubiera llegado a una guerra civil, quizás sea demasiado pretencioso afirmar que este triunfo, por si solo, evitó una contienda civil. En todo caso, siempre quedará la duda, tal era el tirón del ciclismo en aquellos años, y particularmente, del gran Gino Bartali.
Il Ginettaccio siguió compitiendo a un gran nivel en los años posteriores, consiguiendo terminar aun ¡7 veces! entre los cinco primeros del Giro y el Tour. Su última gran clasificación fue un cuarto puesto en el Giro de 1.953 a punto de cumplir 39 años.
Pero no solo fue un gran corredor de grandes vueltas (3 Giros y 2 Tour), destacando sobre todo como escalador (7 veces vencedor de la montaña en el Giro y 2 en el Tour) sino que también se defendía en las clásicas, como lo prueban sus 4 Milán-San Remo, 3 Giros de Lombardía, 2 campeonatos de Zurich…todo ello a pesar de haber perdido sus mejores años por culpa de la guerra.
Su retirada se produjo en 1.954 obligado por las secuelas de un accidente de tráfico.
Un autentico campeón de leyenda.
FORZA GINO!

FAUSTO COPPI (EL RIVAL DE GINO BARTALI)

Tras haber ganado cinco Giros y dos Tours, además de un título mundial e infinidad de carreras, murió a los 40 años. En un viaje al Alto Volta (Burkina Faso) contrajo una malaria que los médicos no supieron diagnosticar a tiempo. Su rivalidad con Gino Bartali dividió Italia.

"Un uomo solo al comando. La sua maglia è biancoceleste, il suo nome Fausto Coppi". Así, con esta frase que ha quedado para historia del ciclismo, narraba el periodista Mario Ferretti el vuelo del 'Campionissimo' en la etapa Cuneo-Pinerolo del Giro de Italia de 1949, una jornada en la que 'Fostó', como así le llamarían luego los franceses, entró en la leyenda tras atacar en La Madeleine, el primer puerto de la jornada, y marcharse en solitario. Tras coronar destacado y bajo un tiempo de perros Vars, Izoard y Montgenevre, se presentó en la cima de Sestriere con 11:52 sobre Gino Bartali, su gran rival, y con más de veinte sobre Adolfo Leoni, que aquel día llevó la maglia rosa por última vez.

Aquella etapa, que el Giro del Centenario ha intentado repetir en 2009, forma parte de las grandes gestas del ciclismo, porque Bartali, que al principio no dio importancia a la fuga de Fausto, salió tras él en Vars. El mano a mano, de uno contra uno, de Coppi contra Bartali, quien por cierto en aquellas montañas ya había ganado los Tours de 1938 y 1948 -sí, con 10 años de diferencia por medio a causa de la Gran Guerra-, casi duró 200 kilómetros. Aquel 10 de junio de 1949 pudo nacer el mito, que no obstante dio otros muchos días de gloria al ciclismo italiano, no en vano, aquel mismo año ganó también la ronda gala y consiguió el primer doblete Giro-Tour de la historia.

En 1949, Coppi consiguió el primer doblete de la historia del ciclismo al ganar Giro y Tour en una misma temporada
Tras ganar cinco veces el Giro de Italia y dos el Tour de Francia, y eso que sufrió en sus propias carnes la crueldad de la II Guerra Mundial -estuvo en el frente tunecino y fue capturado por las tropas del general Montgomery, por lo que estuvo año y medio prisionero en África del Norte -, Coppi murió el 2 de enero de 1960, con sólo 40 años, a consecuencia de la malaria, una enfermedad que contrajo semanas antes tras participar en una carrera en el Alto Volta. Gran aficionado a la caza, Fausto no pudo renunciar a aquel viaje que creía maravilloso y que a la postre fue su tumba.

Han pasado 50 años de su muerte -el 2 de enero de 1960- y, por tanto, muchas generaciones no tuvieron -tuvimos- la fortuna de verle correr, pero parece que Coppi aún está en activo porque, más que nunca, sigue estando presente en los corazones de los 'tifosi' y de los aficionados al ciclismo en general.

Bartali, su rival
La etapa de Pinerolo del 49 sólo es una de las muchas gestas que protagonizó, ya que unos años antes, en 1946, se había metido a los 'tifosi' en el bolsillo tras ganar la Milán-San Remo atacando en solitario en el Turchino y llegando a la meta con 14 minutos de ventaja sobre sus rivales tras 147 km de fuga. "En espera del segundo clasificado, les ponemos música de baile", dijo el locutor de la RAI aquel día. En el Giro de aquel año también ganó la etapa de Bassano después de 150 km de galopada solitaria y en París, en su primera salida al extranjero, se llevó el Criterium del Trocadero tras atacar de salida y casi doblar a sus rivales.

Tampoco deberíamos olvidar que Coppi fue el primer vencedor en Alpe d'Huez, allá por 1952, el día que por primera vez el Tour se pudo seguir en directo a través de las cámaras de televisión. Los franceses Geminiani y Robic le atacaron desde abajo poniendo el pelotón patas arriba, pero Fausto reaccionó y a 6 km de la cima y tras tres ataques, soltó de rueda a Robic, quien en la cima perdería 1:20. Coppi se vistió de amarillo, el maillot que ya no soltaría hasta París.

En 1940, con sólo 20 añitos y cuando tomó la salida como gregario de Gino Bartali, ganó por primera vez el Giro de Italia
Sus primeras exhibiciones, sin embargo, datan de 1940, cuando Everardo Pavesi le había fichado como gregario de Bartali, que ya había ganado los Giros de 1936 y 37 y el Tour 38, en el seno del equipo Legnano. Fausto tenía 20 añitos -por 25 Gino- y cumplía el servicio militar, pero disputó el Giro... y ganó el día antes de que Italia entrara oficialmente en guerra.

Sus victorias fueron todas espectaculares, aunque lo que realmente le hizo grande fue su enfrentamiento con Gino Bartali, el otro 'campionissimo', si cabe aún más querido que Fausto. Católico practicante y de carácter afable y bonachón, Gino era el ciclista del pueblo, la clase, entendida ésta por cualidades físicas, a disposición del ciclismo, porque a diferencia de Coppi, metódico en todo, como un adelantado a su tiempo en cuestión de entrenamientos, además de agnóstico declarado, era una roca, un diamante sin pulir.

Cada vez que se enfrentaban, lo hacían también las dos Italias que ambos representaban. Porque de la misma forma que Coppi combatió con la División Ravenna a favor del fascismo en la campaña africana, Bartali, el 'Fraile Volador', se dedicó a salvar judíos a base de documentos falsos. Dicen que, con su victoria en el Tour 48, evitó una guerra civil en Italia.

En 1953, tras ganar el Campeonato del Mundo de Mendrisio, Fausto entregó el ramo de flores a una señorita vestida de blanco. No era Bruna, su esposa, sino Giulia Occhini, que rompió el matrimonio de Coppi con Bruna y pasó a la historia como la 'Dama Blanca'. Su relación, escandalosa en la época ya que ella también estaba casada con el Dr. Locatelli, fue incluso motivo de una severa reprimenda pública por parte del Papa Pio XII. Pese a que llegaron a casarse en México, un matrimonio que por cierto nunca se reconoció en Italia, el destino quiso que no vivieran muchos años juntos porque el 'Campionissimo' se escapó para siempre hace medio siglo.

Los médicos le trataron como si fuese una simple pulmonía, cuando la cortisona favorece el desarrollo de la malaria
La versión oficial, la que durante casi medio siglo todo el mundo ha dado por válida, es que Fausto Coppi murió a consecuencia de la malaria que contrajo en su viaje a África. Había recibido una invitación para disputar una carrera en el Alto Volta (hoy Burkina Faso) y decidió que podía ser una bonita ocasión de entregarse a uno de sus placeres: la caza. El italiano viajó el 10 de diciembre de 1959 en compañía de Geminiani, Rivière, Anglade, Hassenforder y Anquetil, que disputaron tres días más tarde la dichosa carrera, apenas 70 km en los que el joven Anquetil se impuso a Coppi al sprint. Al día siguiente, en un avión privado, partieron para Fada N'gourma, donde iban a realizar un safari. Fausto se negó a tomar quinina.

Tras el safari y ya antes de regresar a Italia, Coppi se sentía cansado, hasta que la fiebre le postró en la cama. Los médicos le trataron como si fuera una simple gripe, después como una pulmonía, hasta que decidieron que padecía una enfermedad desconocida, por lo que el doctor Aminta Fieschi, director del Instituto de Patología Médica Especial de Génova, aconsejó su hospitalización.

Mientras Fausto ingresaba en el Hospital de Tortona, en el de Clermond-Ferrand, en Francia, entraba también Raphaël Geminiani con los mismos síntomas. El galo tuvo más suerte, porque un especialista en enfermedades tropicales, el doctor Brugière, estaba de paso y aconsejó que se enviase una muestra de su sangre al Instituto Pasteur de París. Coppi se moría en Italia mientras en Francia diagnosticaban el caso como malaria, por lo que, a diferencia del 'Campionissimo', mal medicado, Geminiani se salvó.

Su hermano Serse, el pequeño de la saga, también ciclista, falleció tras sufir una caída en el Giro de Lombardía de 1951
A las 8.45 de la mañana del 2 de enero de 1960, sólo unos días después de su ingreso, Coppi moría en una cama del Hospital de Tortona. Italia lloró su pérdida, pero el 'Campionissimo' se convirtió en un mito. Hace pocos años Mino Caudullo, un antiguo miembro del Comité Olímpico Italiano, dijo que en 1985 un sacerdote francés le había contado que, en confesión, uno de los presuntos culpables le había explicado que Coppi había sido envenenado en aquella cacería en África. "La historia del envenenamiento es bastante increíble", declaró entonces el hijo de Coppi. "La única certeza es que si mi padre hubiera sido tratado correctamente, hoy estaría vivo. Dijeron que tenía pulmonía y le administraron cortisona cuando ésta favorece el desarrollo de la malaria, por lo que entró en coma enseguida".

Su hermano Serse, el pequeño, al que Fausto adoraba y también era ciclista, murió tras sufrir una caída en el Giro del Piamonte de 1951. Sucedió en el último kilómetro. Serse atravesó en bicicleta la línea de meta y también en bicicleta se trasladó hasta el hotel, donde empezó a sentirse mal. Poco después falleció de un edema.

La opinión de Bahamontes
El 'Águila' de Toledo corrió para Coppi. "Fausto fue mi jefe en 1959, el año que gané el Tour. Fue él quien, tras fichar con su equipo, el Tricofilina-Coppi, me dijo que me olvidara de luchar por el premio de la montaña y me dedicara a la general, porque podía ganar en Francia. ¡Qué razón tenía!". Fede tiene mil anécdotas de la época. "Aunque los equipos Kas y Ferrys se presentaron en mi casa con medio 'kilo' de los de entonces en la mano para que me fuera con ellos, preferí hacerlo con Coppi por menos dinero para que no se cabreara ninguno de ellos, ya que si fichaba por Kas, se enfadaba Ferrys, y al revés. Así que fiché con el Tricofilina, una marca de brillantina que patrocinaba a Coppi y que aquel año le sirvió para que corriese algunas carreras y criteriums", un poco a modo de despedida, ya que su carrera, como sin saber también su vida, se agotaba con rapidez.

Bahamontes sólo tiene buenas palabras hacia el 'Campionissimo': "Coppi era mi ídolo, un fuera de serie. En Italia, los 'tifosi' besaban la carretera por donde pasaba. Era como El Cordobés en España o como yo cuando gané el Tour, porque el país se paralizaba para verme correr. Para mí, ha sido el mejor corredor de la historia, aunque también Gino Bartali podía haber sido tan bueno o mejor si no le hubiera pillado la Guerra por medio. Cavanna, su masajista ciego, la Dama Blanca, una gran señora, y sus gregarios, de entre los que yo destacaría a Michele Gismondi -no confundir con Felice-, que aun corriendo con Italia me ayudó a ganar el Tour del 59 por indicación de Fausto, fueron personajes muy distinguidos en la época. Y es que, además de muy inteligente, Coppi siempre estuvo rodeado de un gran equipo".

El 'Águila' sintió su pérdida. "Yo también estaba invitado a aquella carrera, y posterior cacería, en África. Pero renuncié porque, a los 16 años, ya había pasado unas fiebres tifoideas que me tuvieron, entre delirios, al borde de la muerte. Me decían que lo íbamos a pasar bien cazando, pero en las fincas de Toledo ya había suficiente caza y no tenía ninguna necesidad de ir a África. De hecho, durante el invierno de 1958, Coppi y Geminiani estuvieron en Toledo cazando. Nunca lo habían hecho con galgos y aquí pudieron hacerlo. Sentí mucho la muerte de Fausto, porque nos habíamos cogido un gran aprecio. Creo que me quería mucho porque yo nunca le había defraudado".

La foto del siglo
"Toma, Fausto", parece decir la foto con que ilustramos este artículo. Es, probablemente, la foto más famosa de la historia del ciclismo, la que puso fin a una enemistad que había durado muchos años entre Gino Bartali y Fausto Coppi. La leyenda cuenta que viendo que su enemigo se había quedado sin agua, el 'Campionissimo' ofreció la suya a Gino en plena ascensión al Galibier, en el Tour 52. Los seguidores de éste, sin embargo, aseguran todavía hoy que fue Bartali quien ofreció agua a Fausto, porque en la imagen se puede ver que llevaba sus dos bidones en la bicicleta. Más de medio siglo después, no está claro y siguen las disputas y la polémica. Sin embargo, La Gazzetta dello Spor ha investigado el tema y al parecer el fotógrafo Carlo Martini, autor de la imagen, lo preparó todo para que una mujer diera agua a Fausto en plena ascensión. El problema es que estaba colocada al lado derecho de la calzada, por el que iba Gino, por lo que éste la cogió para pasársela a Fausto.

Su DNI
15 de septiembre de 1919 en Castellania (Alessandria)
1,78 m/76 Kg
(+) 2 de enero de 1960 en el Hospital de Tortona
Profesional de 1940 a 1959
Equipos: Legnano (1940), Bianchi (1941-42-45-46-47-48-49-50-51-52-53-54 y 55), Carpano-Coppi (1956-57) y, otra vez, Bianchi y Tricofilina (1958-1959).

Victorias:
Giro de Italia (5): 1940-47-49-52 y 53
Tour de Francia (2): 1949 y 1952
Campeón del Mundo de fondo (1): 1953 (Lugano)
Campeón de Mundo de persecución (2): 1947 y 1949
Campeón de Italia de fondo (4): 1942-47-49 y 55
Campeón de Italia de persecución (5): 1940-41-42-47 y 48
Milán-San Remo (3): 1946-48 y 49
Giro de Lombardía (5): 1946-47-48-49 y 54
París-Roubaix (1): 1950
Flecha Valona (1): 1950
Gran Premio Naciones (2): 1946 y 1947
Trofeo Baracchi (4): 1953-54-55 y 57
Atleta mundial: 1953
Récord de la hora: 45,798 km el 7 de noviembre de 1942
31 días de maglia rosa en el Giro
22 etapas del Giro
19 días de maillot amarillo en el Tour
9 etapas del Tour
154 victorias en total como profesional (incluyendo criteriums)

Esta semana están publicando en "El Correo" unos articulos a cuenta de la Vuelta al Pais Vasco que, bajo el titulo "Retratos de una carrera", narran historias de esta vuelta en sus primeros años.
Hoy hablan de Mariano Cañardo, que ganó la edición de 1930 y contando su carrera hay un parrafo que dice:

"Debutó en el Tour y lo lamentó. Estuvo en aquella etapa Hendaya-Luchón, de 387 kmts. incluidos el Tourmalet y el Aubisque. Y días más tarde, en la penúltima jornada, rompió su horquilla y alcanzó la meta con una bicicleta prestada. Al verle, su director bramó y le preguntó por la bici del equipo. Cañardo no recordaba el pueblo donde la había dejado. Le obligaron a volver sobre sus pasos. Buscó hasta encontrarla. Regresó a la meta a medianoche, una hora antes del inicio de la siguiente etapa."

Poneros en situación ¿os imaginais la escena?
Manda güevos...

Y los ciclistas de ahora se quejan porque los vampiros les hacen levantarse media horita antes. Es que esto ya no es lo que era!!!!

EDDY MERCX...

¿Os imaginais hoy en dia a alguien haciendo esto?

El Tourmalet, que hoy vuelve al Tour, mañana cumplirá 100 años en carrera. Y Sabrina cumplió la semana pasada los 41.
Sabrina Merckx nació pese a su padre el 15 de julio de 1969. Claudine, la madre, rompió aguas mientras el padre, el aún joven Eddy Merckx, disputaba la etapa del Tourmalet y el Aubisque. Llamó de urgencia al ginecólogo y no contestó. Nadie estaba esa tarde en Bélgica. Hacía treinta años, desde la lejana victoria de Maes, que el país no ganaba el Tour. El médico no cogía el teléfono. Estaba, como todos, pendiente del padre de Sabrina. Devotos ya de una religión que nació también ese día: el 'Merckxismo'. Nadie esperaba que el líder, de apenas 24 años, se fugara en solitario durante 140 kilómetros pirenaicos.
Ni el propio Merckx, como él mismo reconoce, volvió nunca a ser tan poderoso: «Ese año sufrí una caída en Blois y me lastimé la espalda. Todavía me da molestias. Quizá por eso y aunque gané otros cuatro Tours, jamás me sentí tan fuerte». Palabra de ciclista total, hombre orquesta: 525 victorias, 5 Tours, 5 Giros, una Vuelta, el récord de la hora y más de treinta clásicas. Campeón global. Dios del 'Merckxismo', de la religión escrita en un recorrido similar al que hoy pisa el Tour.
El Peyresourde, el Aspin, el Tourmalet y el Aubisque. Y la meta se alarga hasta Mourenx, a más de 70 kilómetros del Aubisque. Demasiado lejos, dicen todos. Hasta piensan en un sprint. No sabían lo sucedido la noche anterior. Uno de los gregarios del belga, Martin Vandenbossche, anunció que dejaba el Faema. Merckx era un talento creciente: un año antes había destrozado a Felice Gimondi en el Giro, en Las Tres Cimas de Lavaredo. El Tour era la siguiente escala en su leyenda. No quería pegas. Vandenbossche pecó. Y lo pagó el día que nació Sabrina. Su padre andaba rabioso. Antes de salir dejó dicho: «Cuando los demás lleguen a Mourenx yo ya me habré duchado».
Ataque en el Tourmalet
El sol aplastaba Francia. Joaquín Galera coronó el Peyresourde y el Aspin. Merckx dejaba hacer. Mediado el Tourmalet, a su lado sólo quedaban Agostinho, Van Impe, Pingeon, Gandarias y Vandenbossche. El Tour estaba atado. El alumbramiento de la 'era Merckx'. Vista la calma, Vandenbossche salió a por su instante de gloria. Quería coronar el mito, el Tourmalet. Ahí, en ese trozo de asfalto que hoy rotulará el Tour, surgió la figura más elevada de Eddy Merckx. Quedó para siempre asociado a ese paisaje. Atrapó al fugado y pasó primero la cima. Le pisoteó como a una colilla.
Y entonces sucedió la locura. Merckx no paró. Algo instintivo. No necesitaba más tiempo. Tenía el Tour en la mano. ¿Por qué lanzarse a un desafío inhumano? 140 kilómetros hasta la meta. Porque sí. Porque era Eddy Merckx y quería dejar allí un eco eterno. Que lo cuenten siempre. Esa es la esencia del ciclismo. El belga ingresó en la historia de los Pirineos.
El día que nació Sabrina, el calor azotaba el Aubisque. Su padre, solo, era aclamado por sus fieles. La revelación. Ardía la montaña. Merckx no cejó. Quería trascender. Le quedaban 60 kilómetros de llano. De soledad. Él contra todos. Llegó con tiempo de sobra para ducharse. El primer grupo entró a 8 minutos. Al día siguiente, el diario 'L'Equipe' tituló así su editorial: 'Merckxismo'.
«Fue mi victoria más bella, El último día, en la meta de París, todo el mundo gritaba mi nombre. Era mi sueño. Y nunca más tuve una emoción igual». El 21 de julio de 1969, un hombre subió a la Luna. Neil Armtrong descendió las escaleras del 'Apolo XI'. Un día antes, en Francia, un dios bajó a la tierra. Eddy Merckx.